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Polifarmacia extrema, la necesidad de acuñar un nuevo término.

Jorge E Machado-Alba, Manuel E Machado-Duque, Andrés Gaviria-Mendoza.

Pharmacoepidemiol Drug Saf. 2020;1–2


El Grupo de Investigación en Farmacoepidemiología y Farmacovigilancia, recientemente publicó una carta al editor en la prestigiosa revista

Pharmacoepidemiology and Drug Safety, en la cual se realiza una discusión respecto a la polifarmacia, en especial en aquellos pacientes con más de 20 medicamentos cada mes.


El creciente y cada vez mayor número de medicamentos que son lanzados anualmente al mercado y la también progresiva utilización de los mismos en personas que tienen múltiples morbilidades, en los que las guías de práctica clínica están promoviendo su uso para alcanzar metas de control, basados en resultados en salud demostrados, ha llevado a que existan cada vez más pacientes con polifarmacia.


En estudios realizados por este grupo de investigación hemos hallado una prevalencia de esta última de aproximadamente 108.4 por 100 000 personas, y en los mismos se encontró que muchos pacientes ya estaban recibiendo mensualmente 20 o más medicamentos (media 20.1 ± 4.5 fármacos por paciente), lo que nos conduce a proponer que existe una nueva categoría de polifarmacia que hemos decidido denominar “polifarmacia extrema" (Castro-Rodriguez A, et al. Int J Clin Pract. 2018:e13278).


Esta categoría merece especial atención porque existen muchas consecuencias que se pueden derivar de la polifarmacia, ya que se ha observado que eleva el riesgo de reacciones adversas hasta en 82% para aquellos pacientes que reciben siete o más medicamentos versus del 13% cuando solo recibe dos, además del potencial de interacciones, falta de adherencia al tratamiento y disminución del estado funcional del adulto mayor.


La polifarmacia extrema es más común en los adultos mayores de 65 años que sufren múltiples condiciones crónicas no transmisibles como hipertensión arterial, diabetes mellitus, enfermedad pulmonar obstructiva crónica, dislipidemia, hipotiroidismo, enfermedades reumatológicas y otros trastornos dolorosos, pero no es exclusiva de este grupo etario. Menores de edad con epilepsias graves y refractarias o con parálisis cerebral también pueden recibir grandes cantidades de medicamentos. En todos los casos la polifarmacia extrema se ve agravada por duplicidades terapéuticas (más de un antiulceroso, antidepresivo, hipnosedante, entre otros), por la atención realizada por múltiples médicos de diferentes especialidades que no ajustan los medicamentos a los ya prescritos por otros, lo que conduce a un mayor número de posibles interacciones fármaco-fármaco y un mayor riesgo de reacciones adversas, que pueden pasar inadvertidas por alguno de los prescriptores.


Consideramos que la polifarmacia extrema puede empeorar las condiciones de salud de los pacientes, está encareciendo la atención y está minando los recursos de los sistemas de salud por lo que amerita su reconocimiento como una situación actual de relevancia clínica y económica. Sin embargo, es importante construir estrategias que identifiquen esta situación y busquen una manera reducir la polifarmacia extrema, como por ejemplo brindando herramientas a los médicos, farmacéuticos e incluso a los expertos que elaboran las guías de práctica clínica para que prevengan la sobreprescripción con las recomendaciones adecuadas sobre el uso del medicamento.


Enlace al artículo en Pharmacoepidemiol Drug Saf.

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